Entre Ideología y Utopía: La construcción de la naturaleza del ser humano en la encrucijada del poder y el mercado
INTRODUCCIÓN:
En la vasta y compleja trama de la filosofía de la educación, es imposible ignorar la intrincada danza entre el ser humano y los conceptos de ideología, utopía, poder y mercado. Estos elementos no son meros actores secundarios, sino protagonistas cruciales en la formación del individuo y la sociedad. Este trabajo se adentra en el corazón de estas dinámicas, desentrañando cómo los aportes de Hannah Arendt, Noam CHomsky, Michel Foucault y Paul Ricoeur pueden iluminar nuestras percepciones sobre la educación contemporánea. ¿No es acaso la educación el escenario donde se confrontan y negocian estos poderes y aspiraciones? Al explorar sus perspectivas, no solo buscamos entender mejor las estructuras actuales, sino también cuestionar y redefinir los paradigmas que moldean nuestro entorno educativo. En este recorrido, cada pensamiento de Arendt, cada análisis de Chomsky y Foucault, y cada interpretación de Ricoeur se presentan no solo como aportes teóricos, sino como herramientas vivas para la transformación de nuestras prácticas educativas.
DESARROLLO:
Para abordar este viaje de manera profunda, debemos iniciar con una cuestión fundamental: ¿qué entendemos por ser humano? Para desentrañar esta noción, recurriremos al fascinante debate entre Noam Chomsky y Michel Foucault sobre la naturaleza humana. Chomsky, con su visión inconfundible, sostiene que existe una esencia innata en la humanidad, una red de estructuras biológicas y cognitivas universales que impregnan a todos los seres humanos. Según Chomsky, a pesar de las múltiples diferencias culturales y sociales que nos distinguen, persisten características fundamentales que nos son comunes. Es esta esencia innata la que, en su opinión, nos capacita para desarrollar el lenguaje, la moralidad y otras complejas capacidades cognitivas que constituyen el núcleo de nuestra humanidad. En contraste, el debate se enriquece al confrontar esta perspectiva con las propuestas de Foucault, quien cuestiona la idea de una esencia fija, invitándonos a explorar cómo las estructuras de poder y conocimiento moldean la percepción del ser humano. Así, el diálogo entre Chomsky y Foucault no solo desafía nuestras concepciones preexistentes, sino que abre un campo fértil para la reflexión crítica sobre la naturaleza misma del ser humano.
Por otro lado, Foucault rechaza la idea de una naturaleza humana universal y fija. Para él, lo que entendemos como "naturaleza humana" es en gran medida una construcción histórica y cultural. Foucault nos dice que nuestras concepciones de lo que es humano están profundamente influenciadas por las estructuras de poder y los diferentes discursos que prevalecen en diferentes épocas y sociedades. Según Foucault, estas concepciones no son inmutables, sino que cambian con el tiempo y están vinculadas a las relaciones de poder que las producen y las sostienen. Por lo tanto, lo que consideramos como "naturaleza humana" es en realidad una forma de normatividad impuesta por estas estructuras de poder.
Corresponde entonces leer entre líneas que esta gestión de la vida tiene profundas implicaciones para cómo entendemos y definimos al ser humano. En lugar de ser un ente autónomo con una naturaleza fija, este es moldeado y constituido por las prácticas y discursos que lo rodean.
En este cruce de ideas, podemos empezar a ver al ser humano no sólo como un ente biológico, sino también como un producto de los mandatos sociales y culturales. Esto nos lleva al siguiente paso: explorar cómo este ser interactúa y se desarrolla en el contexto de la ideología, la utopía, el poder y el mercado, ámbitos que aparentan moldear y son moldeados por nuestras concepciones de la naturaleza humana y del ser mismo.
Hannah Arendt realiza sus reflexiones sobre la acción política y la condición humana, temas que tienen repercusiones directas en la educación. Para la autora, la educación no se limita a la transmisión de conocimientos o habilidades, sino que tiene un propósito más profundo: preparar a los individuos para participar activamente en la vida pública y ejercer su capacidad de juicio. Argumenta Arendt que la educación debe ser un espacio donde los estudiantes desarrollen su capacidad para actuar y pensar críticamente, preparándose así para su rol en la esfera pública. Esta preparación implica fomentar no solo habilidades técnicas, sino también la capacidad de evaluar situaciones complejas y tomar decisiones basadas en principios éticos y morales.
La acción política es fundamental para la existencia humana porque es a través de la acción que los individuos se revelan a sí mismos y crean el mundo común. Esta acción implica la capacidad de iniciar algo nuevo, de actuar en conjunto con otros y de asumir responsabilidades públicas. En el contexto educativo, esto significa que la educación debe fomentar la autonomía del pensamiento y la capacidad de juicio crítico, enseñando a los individuos a cuestionar y analizar críticamente las ideas y prácticas dominantes. Al promover estas habilidades, la educación contribuye al desarrollo de ciudadanos capaces de participar activamente en la vida política y de ejercer su libertad de manera plena y responsable.
Arendt critica las ideologías porque considera que reducen la complejidad de la realidad humana a esquemas simplificados y cerrados. En "Entre el pasado y el futuro", Arendt nos avisa sobre los peligros de las ideologías totalitarias que pueden manipular y controlar a las masas, impidiendo así la libertad individual y la creatividad. En contraste a esta idea, propone que la educación debería ser un proceso liberador que permita a los individuos desarrollar su propio pensamiento y actuar de manera autónoma en el mundo.
Su enfoque proporciona un marco teórico para entender cómo la educación puede contribuir al desarrollo humano en una sociedad plural y democrática. En este contexto, se abre la puerta para explorar los conceptos de ideología y utopía según Paul Ricoeur, y cómo estos influyen en la formación del ser humano y en su interacción con el poder y el mercado.
Según Paul Ricoeur, la ideología es el conjunto de ideas que cohesiona una sociedad y fundamenta su organización. Estas ideas, generalmente promovidas por la clase dominante, justifican su posición de privilegio y se sostienen a través de rituales y celebraciones que refuerzan la adhesión de los miembros a la comunidad. En el contexto educativo, esto significa que la educación tradicional tiende a reproducir estas ideas, preparando a los individuos para aceptar el statu quo en lugar de cuestionarlo críticamente. La retórica y los discursos desempeñan un papel crucial en este proceso, asegurando que el orden imperante se perciba como el correcto y el mejor.
En contraste con la ideología, la utopía plantea un mundo alternativo y un orden diferente. Las utopías rompen con la lógica imperante, permitiendo soñar con una realidad distinta. Para Ricoeur, la utopía es una manera de soñar la acción, evitando reflexionar sobre las condiciones de posibilidad de su inserción en la situación actual. Sin embargo, para que una utopía exista, debe haber un orden dado que sirva como punto de referencia. En el contexto educativo, la utopía tiene un papel vital, fomentando la creatividad, la innovación y la capacidad de pensar más allá de las limitaciones actuales.
Al pensar en conjunto y comprender la ideología y la utopía, suceden dificultades. Primeramente, cada una de estas dos, al tomarlas de manera individual, son entendidas en un sentido polémico la mayoría de las veces, lo cual no permite entender su función social en el imaginario colectivo. Ambos términos presentan un aspecto positivo, lo que vendría a ser una función constructiva, y uno negativo, es decir, una función deconstructiva. La ideología integra el procedimiento general a través del cual la praxis, es decir, el proceso de la vida real, es falsificado por la representación imaginaria que se hacen las personas. La función de la ideología es servir de lugar de enlace para la memoria colectiva. En un punto, la ideología y la utopía pueden llegar a ser complementarias.
Foucault y Ricoeur coinciden en que el poder es más efectivo cuando se ejerce sin necesidad de contacto humano directo, mediante la interiorización del control por parte de los ciudadanos. En la educación, esto se traduce en sistemas disciplinarios y de vigilancia que limitan la libertad y la creatividad de los estudiantes. Por otro lado, el mercado regula las relaciones sociales, económicas y políticas, influyendo en las políticas educativas y en las oportunidades de los estudiantes. La globalización y la lucha por los recursos naturales son ejemplos de cómo el mercado puede crear desigualdades y conflictos que se reflejan en el sistema educativo.
Este enfoque puede transformar la educación en un proceso liberador que le brinde recursos a los estudiantes para participar activamente en la vida pública y ejercer su capacidad de juicio, contribuyendo al florecimiento humano en una sociedad plural y democrática.
Al integrar estos conceptos en la educación, se puede fomentar un sistema que no solo transmite conocimientos técnicos y habilidades, sino que también cultive el juicio crítico y la autonomía del pensamiento. La educación debe preparar a los individuos para cuestionar las ideologías dominantes y soñar con utopías que promuevan un mundo más justo y equitativo.
CONCLUSIÓN:
Pensando en el documental " La Sal de la Tierra", este nos muestra claramente cómo las ideologías, en clave de Paul Ricouer, han devastado no sólo a la naturaleza, con la idea de la sociedad de progreso, sino también al ser humano mismo. El recorrido de Sebastián Salgado nos muestra lo que nuestras ideologías sobre los conceptos como mercado o progreso pueden generar, no solo la destrucción del ser humano, sino la del planeta que aparentemente es el único que tenemos.
Una pregunta sugerente para pensar los conceptos del texto sería: ¿Cómo lograr que un padre de familia deje a sus hijos y vaya a pelear por "su bandera"? Mediante la ideología y las utopías, sostenidas socialmente, alimentadas por rituales que afirman una y otra vez que así es como debe ser, que es lo natural, lo correcto. Según las ideas de estos autores, mediante diferentes mecanismos de poder, irán controlando y vigilando para que el ser humano acompañe la ideología imperante y no se oponga a lo establecido; de lo contrario, se lo sancionará socialmente.
En el contexto educativo contemporáneo, los aportes de Hannah Arendt nos invitan a reflexionar sobre cómo diseñamos y practicamos la educación. Debemos preguntarnos si estamos realmente promoviendo la capacidad de acción y juicio en nuestros estudiantes o si estamos perpetuando estructuras que limitan su libertad y creatividad. Además, la crítica de Arendt a las ideologías nos recuerda la importancia de mantener espacios educativos abiertos y plurales, donde se fomente la diversidad de opiniones y perspectivas.
Los aportes de Michel Foucault y Ricoeur nos invitan a reflexionar sobre las dinámicas de poder que influyen en la formación del ser humano. Debemos cuestionar cómo las prácticas disciplinarias y de vigilancia en las escuelas afectan la autonomía y la identidad de los estudiantes. Asimismo, es crucial explorar formas de educación que promuevan la crítica y la resistencia frente a las estructuras de poder que perpetúan desigualdades y limitan la diversidad de experiencias y perspectivas.
BIBLIOGRAFÍA:
Arendt, H. 2016 "Entre el pasado y el futuro: Ocho ejercicios para la reflexión política" Ed.
Arendt, H. "La condición humana"
Foucault, M. 2002 "Vigilar y castigar" Ed. SXXI
Ricouer, P. "Ideología y utopía: dos expresiones del imaginario social.
BIBLIOGRAFÍA FÍLMICA:
Wenders, W. y Ribeiro, J. (2014) " La Sal de la Tierra"
https://www.youtube.com/watch?v=UiD9YYEBKB8
Michel Foucault y Noam Chomsky. (1971) "Debate: La naturaleza humana: justicia versus poder". En https://www.youtube.com/watch?v=GazE5vFuFMs
Texto colaborativo realizado en conjunto con: Mtra. Eugenia Loureiro, Mtra. Chiara Franco, Mtra. Ivana Ibáñez, Profa. Claudia Cardozo (Matemáticas).