Informar es de mortales, filosofar es de inquietos

Introducción: 

La información es útil, sí, pero en el ámbito filosófico, no pasa de ser un simple aperitivo. Mientras que algunos se conforman con aprender la fecha de nacimiento de Platón, los inquietos buscan el verdadero dilema: ¿qué pregunta pretendía responder? Aquí exploramos cómo la filosofía trasciende los datos para invitar a la reflexión sobre los problemas más profundos.

Al abordar la filosofía, es fundamental entender la distinción crucial entre "informar" y "fijar o identificar un problema filosófico." Este contraste, como lo señala Ariel González Porta en La filosofía y sus problemas, establece la especificidad del discurso filosófico y marca el propósito mismo de su enseñanza. Informar es, sin duda, necesario en muchas disciplinas, pero en filosofía la mera acumulación de datos resulta irrelevante si no se articula dentro de una pregunta filosófica.

Entonces, ¿qué implica realmente esta distinción? ¿Por qué la filosofía exige algo más profundo que el simple intercambio de hechos?

El arte de fijar problemas filosóficos

La diferencia entre informar y fijar un problema filosófico radica en el tipo de conocimiento que se pretende construir. Informar no es más que proporcionar datos; puede implicar describir la vida de un filósofo o exponer los principios de una corriente de pensamiento. Sin embargo, fijar o identificar un problema filosófico significa penetrar en las profundidades de esos datos, analizando críticamente las preguntas que subyacen a cada teoría o pensamiento. Mientras informar es un proceso lineal, casi superficial, identificar un problema filosófico es desvelar las capas más profundas de una cuestión, algo que demanda reflexión y, sobre todo, un sentido crítico.

Tomemos el caso de la filosofía griega. Informar sobre Platón podría implicar describir sus diálogos, su vida o incluso los principios de su teoría de las ideas. Pero para fijar un problema filosófico, debemos ir más allá de los datos biográficos y las descripciones de sus textos. Debemos preguntarnos: ¿Qué es lo que Platón está realmente tratando de resolver? La filosofía no se limita a lo que un pensador dice, sino que nos invita a explorar los problemas que le dieron origen, los desafíos intelectuales que enfrenta y las respuestas que propone a cuestiones atemporales como "¿qué es la justicia?" o "¿cuál es la naturaleza del bien?"

De este modo, la enseñanza de la filosofía no debe centrarse en la memorización de información, sino en la comprensión crítica y contextual de los problemas que cada filósofo intenta resolver. Comprender a Kant o Hegel no es simplemente aprender sus sistemas de pensamiento, sino entender los problemas filosóficos que abordaron, las preguntas que los motivaron y las circunstancias históricas y conceptuales que les dieron forma.

¿Por qué la mera descripción es irrelevante en filosofía?

La descripción, aunque útil en disciplinas como la historia o la ciencia, en filosofía carece de relevancia si no se articula dentro de una reflexión profunda. Esto se debe a que la filosofía no se limita a la recopilación de hechos. En lugar de simplemente describir lo que otros han dicho, la filosofía busca cuestionar, problematizar, argumentar y encontrar el núcleo de las ideas.

Retomemos el ejemplo de Platón y su famosa Alegoría de la Caverna en la República. Describir la alegoría es relativamente sencillo: unos prisioneros encadenados en una caverna solo pueden ver sombras proyectadas en una pared y creen que esa es la realidad. Un prisionero se libera, sale de la caverna y descubre el mundo real. ¿Es esto suficiente para un análisis filosófico? Definitivamente, no.

Proporcionar esta información es útil como punto de partida, pero no nos lleva al corazón de la filosofía. Si queremos abordar filosóficamente este mito, debemos hacer preguntas fundamentales: ¿Qué nos dice Platón sobre la naturaleza del conocimiento? ¿Qué implica la distinción entre apariencia y realidad? ¿Cuál es el papel del filósofo en la sociedad? Estas preguntas son el verdadero objeto de la reflexión filosófica.

La filosofía exige más que narrar un cuento, demanda una interrogación constante. De hecho, Platón utiliza la Alegoría de la Caverna para abordar problemas mucho más amplios: la búsqueda del bien, la naturaleza de la justicia y la relación entre la verdad y la opinión. Al hacerlo, nos enfrenta con la inquietante pregunta de si vivimos en nuestras propias cavernas contemporáneas, engañados por sombras proyectadas por medios, redes sociales o ideologías. Al liberar al prisionero, Platón no solo le revela el "bien" como un concepto abstracto, sino que también nos desafía a todos a cuestionar nuestras creencias y salir de las cadenas de la ignorancia.

Desarrollar un tema filosófico vs. acumular información

Para ejemplificar mejor esta distinción, analicemos cómo sería tratar un tema filosófico frente a acumular datos. Supongamos que en el curso de filosofía política decidimos abordar la cuestión del Estado ideal. Informar sobre este tema podría implicar describir los modelos de Estado propuestos por Platón, Hobbes, Locke o Rousseau. Sin embargo, desarrollar este tema filosóficamente requeriría algo más: la identificación del problema subyacente. ¿Qué es lo que todos estos filósofos están tratando de responder? La pregunta central podría ser: ¿cómo es posible una sociedad justa? ¿Debe el Estado limitar la libertad individual para garantizar la paz? ¿Es el Estado una construcción natural o artificial?

Responder a estas preguntas filosóficas requiere analizar críticamente las ideas presentadas por los autores y no solo recopilarlas. En vez de conformarnos con una descripción de sus teorías, debemos identificar los problemas que intentan resolver, explorar las implicancias de sus respuestas y evaluar sus argumentos. Así, podemos comprender verdaderamente el trasfondo de sus propuestas y aplicarlas a los dilemas políticos contemporáneos.

Por ejemplo, mientras Platón defiende un Estado gobernado por filósofos, Hobbes considera necesario un poder absoluto para evitar la anarquía. Estas ideas no son meras curiosidades históricas, sino respuestas a problemas filosóficos profundamente humanos que aún persisten en nuestra sociedad: ¿debemos priorizar la libertad o la seguridad? ¿Es posible alcanzar la justicia en un mundo de intereses en conflicto?

Filosofía como indagación constante

La enseñanza y el estudio de la filosofía no deben limitarse a una acumulación de datos o a la repetición de lo que otros dijeron. La esencia de la filosofía está en el cuestionamiento, en la búsqueda constante de respuestas a problemas fundamentales que trascienden épocas y contextos. Al enseñar filosofía, es crucial invitar a los estudiantes a hacer preguntas, a dudar, a examinar y a desarrollar su propio pensamiento crítico.

Así, la diferencia entre informar e indagar filosóficamente no radica en la cantidad de información que manejamos, sino en la profundidad con la que la abordamos. La filosofía no es una colección de hechos, sino una herramienta para comprender el mundo y a nosotros mismos.

¿No será, entonces, que toda caverna tiene sus sombras? ¿Qué sombras proyecta nuestra propia realidad y cómo podemos liberarnos de ellas para conocer el verdadero "bien"?

Bibliografía:

- Cornamm, J, Pappas, G., Lehrer, K. "Introducción a los problemas y argumentos filosóficos" - UNAM, 1990

- González Porta, M. A. "A Filosofía a partir de seus problemas" - Loyola, 2007

- Russell, B. "Los problemas de la Filosofía" - Labor, 1928